La mujer No conocemos su secreto que nos maravilla cada día, sólo conocemos su deseo de concedernos su alegría. Para eso hay que quererse y no andarse con tonterías, siempre con la verdad en la frente para que el amor perdure día a día. Y si es por eso, no te precocupes, que ya sólo, amada mía, tengo ojos para tu ser, ya que por ti me dejo la piel y me desangro cada día, para así ver un amanecer contigo para toda la vida. Francisco Javier
Club de Lectura y Escritura