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25 N. Relato


3º ESO-B. 
Gracias por vuestras valiosas aportaciones.

¡DENÚNCIALO!

      Muchos son los casos de parejas que se casan contentos e ilusionados por su matrimonio, pero todo cambia tiempo después. Este es el caso de Pedro y María, dos jóvenes ilusionados por tener una casa y una familia. Tuvieron un hijo, pero al tiempo, Pedro empezó a ponerse frío y distante con su mujer e hijo. Años más tarde tales fueron las palizas que María llegó temer por su vida y también fueron varias las veces que intentó escapar con su hijo, pero no pudo ser. Pedro le hacía varias amenazas, por lo que si llamaba a la policía la iba a matar.
      Una tarde, María se armó de valor y salió a denunciar, pero justamente al abrir la puerta se encuentra a su marido. Él le pidió explicaciones de dónde iba y ella se lo contó. Pedro le pegó una brutal paliza y la encerró en un trastero. La tuvo varios meses encerrada engañando a su hijo y volviendo una y otra vez a pegarle. Uno de los días en que Pedro iba a llevarle la comida y el agua, al salir no cerró la puerta con llave. Ella salió cogió una lámpara que había en la mesa. María bajó al primer piso y le partió la lámpara en la cabeza. Pedro cayó inconsciente en el suelo. Ella aprovechó el momento y salió a avisar a la policía.
     Detuvieron a Pedro y por fin se acabaron los días de infierno y temor para María.

Emilio


MUJER MALTRATADA

      María José y Francisco formaban un matrimonio feliz; tenían dos hijos, una casa muy bonita y estaban muy enamorados. Siempre había sido así, hasta que el año pasado Francisco empezó a insultar a su mujer, un tiempo después la humillaba, le pegaba, la atemorizaba... Pero María José no le dejaba ni lo denunciaba, porque tenía miedo de que la matara y tampoco quería separse de él porque lo seguía queriendo y confiaba en que algún día se arrepentería y volvería a ser un hombre respetuoso y bueno, pero eso nunca pasó.
      Un día fueron al bautizo de un familiar que se celebró en Granada y después de la celebración se quedaron a dormir en el hotel. Él estaba muy enfadado y cuando María José le preguntó que a qué hora recogerían mañana a los niños de casa de sus abuelos, él se avalanzó sobre ella y empezó a golpearla como siempre. Ella empezó a llorar y a gritar. Como Francisco temió que la escuchasen las personas del hotel, abrió la ventana, hizo que María José se subiese a una silla y amenazó con tirarla si no se callaba. Como ella no paró de gritar porque tenía mucho miedo y quería la escuchasen, las personas de las habitaciones de al lado la escucharon gritar tan desesperadamente que llamaron a la policía, pero desgraciadamente no llegó a tiempo.
      Cuando entraron en la habitación, Francisco había tirado a María José por la ventana de un quinto piso. Aunque no se pudo hacer nada para salvarla, Francisco fue internado en la cárcel para pagar por la muerte de su mujer.

Lucía


MI VIDA

      El ser humano es capaz de tener sentimientos muy profundos, aunque estos sean capaces de hacerte sufrir mucho.
      Me llamo Dolores, tengo 41 años y vivo en Madrid. Me casé con Manuel, que tiene 48 años. Lo conocí a los 25 años en una discoteca. Tuve un gran presentimiento cuando lo vi, que sería muy feliz si estuviera con él. Poco a poco lo fui conociendo y me enamoré de él, por su forma de ser y por lo guapo que era. Nos hicimos novios a los tres meses de conocernos e hicimos muchas cosas juntos: ir al parque, cenar en restaurantes... A los diez meses justos nos compramos una casa juntos y tuvimos a nuestro primer hijo, Rodolfo. Después, cuando tuvimos un poco de dinero, nos casamos e invitamos a mucha gente. Manuel me trataba como a una princesa, me ayudaba en las tareas del hogar y no era uno de esos que te dejan de lado, siempre me prefería a mí antes que a sus amigos, incluso se peleó con ellos. Cuando pasó más tiempo, tuvimos a Laura. Manuel cuidaba muy bien a nuestros hijos, los bañaba, les daba de comer... Pero siempre con mucho cuidado de que no les pasara nada.
      Pero todo esto cambió muy rápido cuando empezó a trabajar en otro empleo. Ahora, Manuel me chillaba mucho y les pegaba a nuestros hijos. Yo le regañaba porque no quería que les pegara, pero entonces él me gritaba y se ponía como un loco. Yo me asustaba mucho porque revolucionaba todo el bloque de pisos. En una pelea me pegó un tortazo en la cara y yo me quedé callada, porque no sabía qué hacer. Sólo pensaba en que podía morir pronto matándome él, pero yo no quería.
      Poco a poco, me fui recuperando con ayuda de mis hijos y de mis vecinos. La siguiente pelea fue por motivos económicos, porque se gastaba el dinero en el bar y no nos daba ni a mí ni a mis hijos. También me pegó. Yo sufría y sufría, pero no lo denunciaba porque lo quería mucho. Cuando di el primer paso me amenazó con matarme, y yo retiré la denuncia. Seguimos viviendo juntos porque me prometió cambiar, pero no cambió.
      Siguió pegándome y yo lo denuncié otra vez. Entonces le pusieron una orden de alejamiento. Me amenazó otra vez, pero yo no quité la denuncia. La última vez que nos vimos, me clavó un cuchillo en la barriga. Yo me desangré mucho y cuando estaba en el hospital, morí a causa de perder mucha sangre. Menos mal que pude despedirme de mis hijos y mis vecinos.
      Hoy, en el día de mi entierro, he visto que han arrestado a mi marido y que acabará en prisión con una larga condena. Yo sólo seré un triste caso en la prensa nacional, pero él pasará casi todo el resto de su vida en la cárcel.

Antonio Jesús


TRISTE REALIDAD

Tic-tac, tic-tac...
      El reloj cronometra mis últimos momentos de sufrimiento. Miles de punzadas atraviesan mi cuerpo una y otra vez insistentemente como si de una muñeca de trapo se tratase. Mi cerebro me ordena estirar el cuello para aliviar el dolor, un gemido se escapa de mi boca destrozadas y mis ojos se cierran con fuerza, dejando escapar una lágrima. No quiero ver eso... No quiero ver mi aspecto en ese espejo, no ahora... El rostro maltratado de un alma en pena no merece ningún tipo de compasión, ningún respeto, ninguna mirada que de a entender que no ha muerto ya, que tiene que seguir luchando por su vida. ¿Mirarme a los ojos?, ¿para qué? Dos ojos que sólo transmiten sufrimiento, odio, arrepentimiento... ¿A quién le importa?
      Durante años la gente sólo pensaba en sí misma, en sus perfectas vidas, con una familia con sus más y sus menos, igual algún que otro problema con el dinero, pero al menos tenían el apoyo de su pareja, de sus hijos, de sus seres queridos. Recuerdos y recuerdos asaltan mi mente. La primera denuncia que puse contra mi marido fue denegada por falta de pruebas. La segunda consiguió que le impusieran una orden de alejamiento, pero aún así me amenazaba, intimidaba a las pocas personas que se habían dignado a ayudarme hasta el momento, hasta que poco a poco, me quedé sola... Ya tendría que haber sabido que sería una más, un hombre que se mencionaría, puede que en el telediario, y al cabo de unos días habría sido como si jamás hubiese existido, caería en el olvido. Pero es que no podía evitarlo, soy débil.
Todos los sábados llegaba ebrio a casa, me suplicaba que le personase, decía que volvería a vivir conmigo, que jamás volvería a levantarme la mano, que me trataría como a una reina, se presentaba delante de mí sin importarle la orden impartida por el juez. Qué listo... Siempre ha sabido mis debilidades, sabía que estaba completamente enamorada de él, aunque en parte me intimidase, explosiva combinación... Pero jugando con el fuego, puedes quemarte. Tendría que haberlo pensado antes.
      Me convenció de que cambiaría, le creía. Una parte de mí me medía que le echase a patadas de la casa, que llamase a la policía, que reconociese que me golpeaba hasta darse por satisfecho día sí, día también, que ya no era una mala persona, que simplemente tenía problemas con el alcohol y las drogas y por eso reaccionaba así, y yo, tan estúpida como soy, le hice caso a la segunda.
      Después de una de sus borracheras, llegó a casa, yo ya estaba durmiendo, y él vino a buscarme, me dijo que no merecía existir, que era un despojo humano, que él se encargaría de mejorar el mundo. Dicho esto, comenzó a golpearme con el botellín de cerveza que llevaba en la mano, hasta que se reventó contra mi brazo, lo que le enfureció aún más e hizo que me tirase al suelo para golpearme con sus propias manos. Le suplicaba que parase, pero cansado de mis quejidos, decidió taparme la boca con un trapo y celo, de manera que casi me ahogué con mis propias lágrimas, habría sido lo ideal... Tras silenciarme, cogió un puñal, mis ojos brillaron suponiendo cuál sería su próximo movimiento, por una vez en la vida deseé no llevar razón. Pero la llevaba.
      Noté que el puñal rasgaba mi piel cuatro veces, una en cada hombro y dos en el vientre. Cuando dio por sentado que eso me mataría, se tendió en el suelo, al lado mío. Su mano se desplazó lenta y suavemente hacia la mía, agarrándola en un gesto engañosamente amoroso. No me alejé, no podía, mi cuerpo estaba demasiado débil, me destapó la boca y un chorro de sangre salió de ella, dejándome la cara empañada. Sonrió dulcemente, me dijo: “ El infierno nos aguarda”, y, seguidamente, se atravesó la boca con el arma que en unos segundos habría sido la responsable de mi muerte.
      Y ahora estoy aquí, tirada en el suelo. A un lado, mi reflejo; al otro, el cadáver de mi asesino.

Beatriz


UN DÍA EN SUBURBIA

      Amanece, aunque a veces el sol apenas aparece, abrimos los ojos... Otro día más en el que anochece antes de tiempo, en el que la gran parte del día, sólo ha habido lágrimas... Otro día más en el que te dan igual los motivos para maltratar a tu familia, otro día más que llegas ebrio, en el que ves en sus ojos el pánico, en el que ves sus rostros tristes, en el que les ves ojeras, en el que, nada más verte, huyen y tiemblan de miedo. Ves cómo tus hijos dejan de ser niños y les destrozas su día a día. Infancia caracterizada por días oscuros, apegados, grises, lloviendo, en los que caen truenos y relámpagos. Ves cómo ella te suplica, te llora, te pide piedad. Otro día más en el que la ves luchar a diario contra todo lo invencible y salir victoriosa y ella sola levanta la familia. Ves cómo tus hijos no conocen el concepto “alegría”, el verbo “reír”...
      No eres nada, ¿te crees superior? No eres nada más que algo insignificante, algo sin valor, algo innombrable. Otro día más, en el que ves cómo tragan saliva y rezan para no verte, en el que desean de todo corazón no volver a verte nunca, en el que sueñan que un día te irás y nunca más volverás o en el que cerrarás los ojos y no los volverás a abrir. Otro día más soñando con un cielo libre, soñando e imaginando días de alegría... Otro día más en el que callar es un pecado capital, en el que vienes y crees que es imposible triunfar, en el que ves que a tus hijos les espera un futuro negro...
      Con el corazón de piedra, te vistes y sales otro día más entre guepardos y comadrejas, sintiendo que por fin todo saldrá bien y alcanzarás tus sueños imposibles. Revolviendo los escombros, llevando tu orgullo a hombros... Luchando por tu libertad.

DÍAS OSCUROS

Sufren a diario,
de barrio en barrio,
luchando por su libertad.
Has la saciedad
viven llorando y suplicando
solas en su habitación,
arrastrándose
de rincón en rincón,
gritando
hasta ver la luz de su día apagar.

Francisco G.


EL FINAL DE UN MALTRADOR

      Había una vez un hombre llamado Juan que trataba muy mal a su mujer y la maltrataba física y psicológicamente. Él se iba a trabajar y a ella la obligaba a trabajar fuera y dentro de la casa y cuidar a sus hijos. Cuando ella no hacía alguna de esas tareas, él la castigaba tremendamente con palizas. Ella sabía que se podían tomar medidas, pero le daba miedo por si no funcionaban. Ella nunca se había planteado lo de denunciarlo, pero un día se puso a pensar y decidió hacerlo, ya que pensaba que si no lo denunciaba podía matarla y si lo denunciaba al menos tendría la posibilidad de escapar de su marido que no la maltratara.
      Un día, el hombre registró el armario de la mujer y le vio un folleto de ayuda sobre el maltrato, cuando la mujer vino de trabajar el hombre la estaba esperando, le preguntó qué era ese folleto y se inventó una excusa, pero el hombre le dio una brutal paliza. Al día siguiente, fue a comisaría y lo denunció y a los dos días el hombre tuvo el juicio y le impusieron nueve años de condena y cuando saliera, una orden de alejamiento. Así la mujer pudo vivir tranquila y con sus hijos. La mujer fundó un asociación sobre el maltrato y actualmente ayuda a muchas mujeres a que den ese paso tan importante para una mujer.

Iván



VUELVE A SONREÍR

      Hasta aquí. Tengo que despertar de este mal sueño. ¿Qué me ha pasado? Lo veo todo como si hubiese pasado en dos días y en realidad han sido seis meses de calvario. Estoy tumbada en la cama. Sólo puedo abrazar la almohada y ver un rayito de sol que atraviesa mi ventana. Me siento débil, sin fuerzas, desde que él se fue no siento calor y lo peor, no me conozco a mí misma.
      Nosotros éramos felices, nos queríamos muchísimo y pensábamos que lo nuestro sería eterno. Todas las mañanas me despertaba con besos y caricias, me trataba como a una reina. Un día cualquiera, discutimos, nos insultamos y me golpeó la cara con su mano. En aquel momento, no sabía cómo actuar, pensé que lo hizo porque estaba enfadado y se le pasaría, pero al día siguiente, lo volvió a hacer y mucho más fuerte. En aquel mes de golpes, insultos y heridas, me sentía un despojo humano.
      Pasaron seis meses sin sonreír y sin poder salir de casa. Pasé de ser su reina a ser su sirvienta. Hoy, él ya no está, se ha ido de casa. Yo debería estar feliz, ya que por fin soy libre pero aunque me tratase así, yo lo quería. Estaba enamorada de él. yo, sin embargo, no le importaba, no era nadie, ni lo seré.
      Ha pasado suficiente tiempo de lo ocurrido y he decidido que quiero volver a ser la de antes, quiero sonreír y disfrutar de la vida. Ya casi no me quedan moratones ni heridas, todas han cicatrizado. Voy a arreglarme y ponerme guapa. Me he puesto el vestido que siempre reservo para los cumpleaños y me he recogido el pelo. Al lavarme la cara, he sentido cómo las gotas resbalan por el cuello y he mirado al espejo. He sonreído. He quedado con una amiga que es como mi propia hermana y con ella voy a denunciar lo que me ha pasado. Cuando lo haga, me sentiré libre y sin ataduras para hacer lo que quiera. Esta decisión la debería haber tomado antes.
      Escribo esta historia para ayudar a las mujeres que han pasado lo que yo o incluso peor. Les digo que no esperen a estar tan mal como lo he estado yo. No hay que tenerle miedo a denunciar, al fin y al cabo, el que debe tener miedo es el maltratador.

Gema



¿FINAL...?

      ¿Qué fue de aquellas tardes inolvidables? ¿De aquellos paseos por el parque? Dime, ¿soy desgraciada? No, no lo soy, sólo tengo que entenderte, no puedo pensar sólo en mí, tú eres muy importante en mi vida, no puedo perderte, no quiero perderte. ¿Es esto amor? Sólo tengo que soportar tus quejas, tus gritos, tus palizas... Pero, sin embargo, ¿por qué lloro? Quién iba a decir que la misma mano que me brindaba caricias, me lastimaría. Dime, ¿alguna vez has sentido algo por mí? Es momento de decirlo, me he cansado de vivir. ¿Qué se supone que debo hacer? ¿debo preocuparme por esas noches en las que vuelves a casa tarde oliendo a alcohol? ¿debo permitir ser dañada de esta forma? ¿por qué tengo que sufrir? ¿por qué tuve que renunciar a ser madre? Esto tiene que acabar, pero no como una pesadilla, sino como un sueño. Pero es demasiado tarde para arrepentirse...

La muerte me acecha,
¿será mi final?
Recibo un abrazo
eterno y fatal,
después del crepúsculo,
será mi funeral.

Sara



Comentarios

  1. SARA Y BEATRIZ tienen que ser escritoras.Yo solo cambiaria los finales en casi todos los relatos.Se merecen otros finales al igual que la persona maltratada.Es mi humilde opinión.

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  2. Aquí hay mucha materia prima. Estoy de acuerdo con el anterior comentario en casi todo.Me quedo con los relatos de Sara y Beatriz y el de Gema tampoco está nada mal.

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  3. Es cierto que se merecen otros finales, pero realmente hay muchas mujeres que no tienen un final feliz, y aunque no sea agradable, esa es la realidad.

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  4. BEATRIZ,ya sabemos que es la cruel realidad.Espero que no te sientas molesta con mi comentario(1º)como dije,solo era mi humilde opinión.Te felicito por tu relato,escribes muy bien y espero que nos deleites con alguna cosita mas.Yo entro mucho en esta pagina tan maravillosa y nunca habia leido nada tuyo.Aqui tienes una admiradora.

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